Deglutoria

domingo, 13 de junio de 2010

Marea

Marea se levanta como cada mañana enredada en las sábanas sola al otro lado de la cama. Poco a poco desciende de entre ensoñaciones y va dejando paso a la realidad. A estas horas los bostezos aun no suenan a nada: cansancio quizás al día. Se levanta sistemáticamente en veinticinco años de práctica nunca ha sido tan sencillo rodar hasta el filo desenterrar la pierna izquierda de entre la ropa de cama y apoyarla en el suelo incorporándose sobre el colchón mientras busca la zapatilla a tientas. Es entonces cuando empiezan los suspiros el primer encuentro con su reflejo en el espejo doble frente a la cama. Ahora se hace grande demasiado y casi sobraría con la mitad. Quiere quitarlo y no se atreve. Primera prueba.original by Bichuas (E. Carton) Luego el café muy caliente y solo uno largo y apurarlo todo aunque siempre sobre cafetera para dos. Pasea la taza humeante abriendo cortinas y persianas por la casa aun desnuda. Marea se queja porque el baño no tiene ventanas. Se va a su cuarto y se prepara. Arrima la taza a la hoja del espejo hasta que las oye entrechocar. Cerámica cristal y tiembla. Las deja cerca hasta que el vaho recubre en parte su reflejo. Y con el índice va y dibuja una sonrisa. Pero no le pone ningun ojo. Se acerca. Contempla. Mira y se acaricia un poco. Lenta apaciblemente... se toca la cara cierra los ojos. Baja por el cuello estrechándolo dulcemente y contiene el aire. Lo siente. Bajar por los hombros los brazos secantes acariciándoselos las manos. Manos que ahora se posan sobre el vientre. Manos que se invierten en el reflejo del espejo. Marea abre los ojos y mira. Luego continua acariciándose. Y va subiendo poco a poco las manos tocándose sintiéndose lentamente. Llega el pecho y se detiene aun no ha habido tiempo de acostumbrarse a esto el desnivel la diferencia asimetría. Con una mano se tapa la cicatriz mientras con la otra repasa sobre el reflejo donde está su mano solía estar su pecho repasando una y otra vez el trazado sonriente. Que no es una sonrisa. Cómo distinguir ahora las sonrisas. Sin sus ojos. El café sigue en la cómoda lo había olvidado. También ella que se queda mirando su pecho a un lado del espejo mientras la otra hoja le devuelve su reflejo una linea y dos gotas que buscan deseperadamente el suelo trazando surcos descuidados por el cristal.
Nunca se le ha dado nada bien pintar.

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